lunes, 27 de febrero de 2012

novedades

Ayer actué. Y mi idea es volver a hacerlo. Ahora escribo y lo mismo me pasa. Cada vez no agota nada, apenas si enseña. Es decir, momento, enseña MUCHO. Enseña sobre ese momento en que la cosa se hace. Enseña sobre la necesidad de hacerlo. Sobre la posibilidad de la presencia. Sobre el deseo de repetir ( para no repetir, para volver a estar, lo cual es sinónimo de olvidarlo todo y descubrir una vez más lo nuevo: parece un contrasentido y quizá lo sea, pero, al decir de Proust, en los libros bellos todos los contrasentidos son bellos, y están plagados de contrasentidos, cual si se tratara de una extraña lengua extranjera). Y las experiencias en apariencia disímiles tienen mucho en común. Actuar, escribir, tocar música.

Es frecuente que uno crea experimentar revelaciones. Es frecuente desengañarse y toda la maroma. Es frecuente que uno, al colapsar un proyecto amoroso, diga cosas como: "entonces era todo mentira". Digo ahora que es una tontería. Digo que las cosas hay que afirmarlas cuando ocurren. Quererlas y abrazarlas en el momento que ocurren. Y como lo que ocurre está transformándose todo el tiempo, procurar nada más estar perceptivo, atento, y... Dios, lo permita, tranquilo.

Volviendo al tema revelaciones: es raro, pero me parece percibir... como decirlo? un enlace poderoso entre la... (busco palabras)... Alteridad Radical y la sabiduría Ancestral. Quiero decir: postular un vacío, la posiblidad inmensa y siempre presente de CREAR algo que no estaba, de alumbrar una cosa completamente nueva, de experimentar la contundencia de lo que no es repetición de nada... y a la vez, qué me decís de las Coplas? de los antiguos recitados? de los cuentos contados por abuelas y abuelos ( en tanto arquetipos)? qué me decis de ese vastísimo Corpus Humano que el viento de la historia viene arrastrando como una polvareda cósmica?
A eso le llamo Sabiduría Ancestral. A lo que cada uno además tiene de ancestral en su propia vida: su barrio, los detalles de su primera casa, y tanto más...

Soy de San Andrés. Es lindo barrio. Mi madre vive aún allí. Mi casa, la casa donde crecí y viví desde mi nacimiento hasta los veintitantos, sigue en pie y habitada ( por mi madre y mi abuela). Cada tanto voy para allá, y hay algo que, sin resultar asfixiante, me constituye y que reconozco como propio, sin chauvinismo conurbánico ( mal frecuente aunque comprensible). Cuando me encuentro con gente de San Andrés o San Martín, ALGO HAY. Algo peculiar. No me atrevo a hacer grandes teorías, porque puede que sea solo un campo de sensaciones, pero... es fuerza. Lazos. Y, como todo sistema de cuerdas, narran potencia, que puede sujetar y detener, o mover el mundo. Me quedo con la última, claramente. Es gracioso cuando se plantean esas dicotomías donde es OBVIO que una es la mala y la otra la buena. En fin. Nada más por ahora. Gracias, y hasta pronto.

1 comentario:

  1. Me encantó, hermano. Muy mucho.
    Y justo pensaba cómo habría sido la puesta de ayer. El domingo que viene voy.

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