Realeasing your pen, haciendo contact,
soltando la pluma, haciendo la escritura por la escritura, entrenando
el aceptamiento ( miento) de todo lo que concurre, como si
escribieras, pibe, con la punta de tus dedos, the tip of your
fingers, así llegué a escribir mis obras, sin secretos, sin
crípticas volteretas, todo authentic, todo from my heart, cachai?
Así las cosas, así, en un hotel de
luxo, mirando la Shore me decidi a hacer este path, este camino de mi
propia vida, eramos a bunch of writters ahí, congregados, yo ya ni
sé si era Martinica, o si era el Pacific, la verdad, todo nebuloso,
vale, igual vale, asi la entidad del recuerdo, y estos chamos que
tiraban todo el time palabras como esas, Entidad, y bueno, aguántale,
por ahí, yo estaba con esta chica porteña, no recuerdo, no me
recuerdo su name, Cecilia, Daiana, Doris, algo por el estilo, y de
pronto zas, no sé, algo se iluminóse, respecto, man, de la
capacidad de generar literatura cada fucking segundo de mi vida, y
dije, me dije, le dije a la Ceci, Dai, Dor, le dije: chama, por qué
coño dividimos literatura de vida? Acerquémoslas, hagamos un buen
mole con esto, hagamos vacilón y cuenta nueva.
En la costa costica, todos tomaban ese
zumo espantoso que nunca entendí su sabor, la Entidad de su sabor,
chico, un zumo rosado sonrosado muy extraño con gusto, con perdón
por la expresión, con gusto a entrepierna de mujerona de sesenta,
cosas raras, pero como el agua estaba bonitica y bien traslúcida y
la arenisca bien pero que bien blanquecina, nada importa y todos
chupan que da calambre, en algún momento extrañé el sabor del buen
ferné.
Amantes de García Marquez ya quedan
que bien pocos. Los Noruegos eran bien simpáticos, con ellos uno sí
podía, se podía hacer migas y platicar desde otra altura. Recuerdo
a uno, campeón según dijo, de un deporte que allá gusta mucho
mucho, una especie de Snow algo, Thor, su nombre, pongámosle, y él
era bien, como decirle, tenía esa nostlagia bien pero que
argentinica en sus ojos de Dios nórdico, y le decía yo Thor, hay
que escribir como se caga y tratar de modelar eso, tu crees, me
decía, o digo ahora que me decía él entonces, que así es la
literatura, sueño y memoria, al decir del otro viejo amargo, el
irlandés, qué cara tenía, no? Pero qué cara mamita, el Samuel tan
mentado, entonces volviendo, que siempre hay que volver, turning back
to the first step, siempre regresar, él, Thor me decía: no sé,
para mí la escritura es un suspiro...
Más calmo, en una suerte de hamaca
paraguaya empecé a escribir y escribir y escribir hasta que
pulvericé las ideas, hasta que era solo un reflejo muscular, hasta
que era, como decirle, un suspiro de mis músculos, una exhalación,
una, sí, tal vez una ventosidad, pero tan necesaria, y se me ocurre
ahí, just a blink, el espacio de un parpadeo para tener la idea
genial, la idea de la literatura gratuita, de darlo todo, man, de
darlo todo sin discriminar y sacar ese librico defendiendo la
literatura abierta, como forma de vida, los tres consejos del Saber
Vivir, tanta gente angustiada y a las puertas del suicidio, como no
ayudarla, ayudarle con mi saber de bailarín-escritor, y no es que
todo me sea fácil, solo que cuando haces unas buenas tajadas, you
know, de dineruco bien sabroso y que te recompras alguna provisión
de drogas al principio para festejarle y luego por miedo, pues sí,
el éxito trae miedo, entonces te amarras-
A la vuelta del Caribean estuve en El
Abasto un toque depressed, you know, un toque cerca de tirarme a las
vías, Buenos Aires es tan Buenos Aires y yo en el fondo soy tan otra
cosa, soy de espejo simple, me entiendes? No soy de voltereta, soy
llano, me gusta la cama bien tendida, las caricias directas, el polvo
fresco y a otra cosa mariposa, que también hay que saber como usar
el lenguaje del pueblo, por eso la filosofía, ojo, man, que te pasas
de rosca y es como la droga, como la cocainita, te deja bien de
garpe, te aísla, entonces ve, te digo, ve y toma una clase de salsa,
agita el esqueleto, únete a la plebe, la plebe es la que te da de
comer, chamo, no le muerdas la mano, no te subas al Monte Sinaí, sin
ahí registrar que estás bien lejos de tu punto fijo interno, ese
punto que te conecta con the absolute nothingess of this life, que es
el Amor.
Así, como quien no quiere la cosa,
recuerdo, literaturo ( olha ahí, que verbuco me mandé), entonces,
repito, literaturo que Ceci, Doris, Dai, me dice... opa, no sabía
que tocabas guitarra, porque vio mi guitarruca, una ahí medio
desvencijada de mi tiempo en que creía que así la ponía más, y me
la alcanza y ella empieza a resquebrajarla con sus uñitas, y le
digo: dame eso, mujer. La tome entre mis brazos, a la guitarrela, y
la empiezo a acariciar así como a mí me place hacerlo, y guay, si
hubieras oído esa musiqueta, oh, my, eso era fluír, eso era la
comunión, de pronto sentí, poca drogela en mi sangre, juro, sentí
que la habitación exhalaba conmigo, ese con-migo que ya era un
con-nosotros, un nosotros que a esta altura era un con-yo gigantesco,
y nada de CON, porque el Con, si me sigues, Con-nota la posibilidad
del Sin, y aquí era muy otro mambo.
Entonces la mujerinha, muy ella, me
dice: tocate una de Sandro. La miré como quien no mira. Y aquí las
versiones difieren, que al fin y al cabo siempre la literatura, la
vida, qué va, son versiones, versions, you know, if you get what I
mean, porque ella o alguien dice que la golpeé y otros dicen que
hicimos el amor, como nunca, como nunca, oh, y entonces, a quién
creerle, porque cualquiera puede maquillarse un bruise, una moretona,
entonces, vamos, que todos queremos vivir una historieca genial y
como en las pelis, pero esto es real y fucking real, tanto como que
hice mil maletines y me vine para London, que aquí se está de
perlas, y la diversity Cultural es un alivio para el cuore, planeo
luego seguir viajando y ver si editoreo aquí mis librucos del Saber
Vivir, que escribiendo se van las penas, mamita, se van...
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