Así,
como quien no quiere la cosa pero evidentemente la quiere más que
nadie, así me dijiste: escribí cualquier cosa. Y yo, haciéndote
caso, como subiéndome a una montaña rusa de la que, repito, aunque
quizá nunca lo haya dicho antes, de la que, repito, ahora sí, con
derecho, repito que no quiero hacerme cargo de tal montaña rusa, así
fue que me embarqué en esto, en esta historieta con vos y con el
papel y Dios y con todo el lío...
...porque
no se trata de estilo, o sí y no tiene nada que ver. Que a veces me
confundo, me embarullo, que a veces, ok, meto la pata, que a veces,
oh, las ganas de estar con vos me confunden, pero que recuerdo que mi
deber es escribir, que hay generaciones en el futuro que van a querer
leerme, que como vos decís, hay dinero en juego.
De
pronto entonces hacerte caso fue también respirar y hacerme caso en
lo más profundo. Te dije anoche que tenemos tantas capas, y que en
nosotros convive el niño con el adulto y el viejo, así como en cada
uno de nosotros habita el mundo entero y más allá el cosmos. El
Cosmos.
Cuando
nada pesa, cuando el aire es ligero y aligera a todo lo que parece
pesado, ahí puede hacérselo todo, e incluso nuestro amor podría
ser real.
¿Lo
es, no lo es?
No
había vivido, hacía tiempo que no había vivido un amor irreal o un
amor real, en cuanto esta condición, la primera, la de irrealidad es
como si fuera su verdadera expresión, un Amor Real acaso sea un
oxímoron, agrego que me gusta, que me gustó, que me encantó y que
aquí hace un calor de morirse.
Más
allá están las cosas, las enormes y pequeñas y las variadas. De
pronto contar una historia cualquiera, porque, dijiste, eso vende,
eso garpa, eso compra. Todas tus palabras de mercado, cuando sabés
que soy de familia socialista, me duele lo que hacés, pero la tenés
clara, y ganamos juntos una buena cantidad de pesos.
Entonces
tirarte unas puntas sobre algo que quizá empiece en estos días a
bocetar, tengo varias, varias cosas en mente, mejor despejarla para
finalmente quedarse con una, quedarse con una al menos por un tiempo,
un tiempo prudencial, así lo debés ver vos ahora, ahí, en tu
camita paraguaya a bordo de tu crucero, cuando empezamos a “salir”,
si lo nuestro fue “salir”, cuando en realidad fue más bien
“meterse” en un infierno, lo digo bien, con cariño, cuando
empezamos a salir no pensé que te iba a ir tan bien en cuestión de
guita, y hete aquí que allí estás, oronda, tostada, vermú va
vermú viene, todo esto no quiere denigrarte, soy yo el que tiene que
trabajar en esto, arriar las vocales y las consonantes cual vaquitas
de un mundo inexistente, llevarlas a pastar a una llanura fértil, lo
vengo haciendo sin quejarme, sin chistar, te cuento algunas ideas?
Una
historia versa sobre un chabón, un escribiente, un empleaducho, muy
mediocre, muy mendicante, que se encuentra un paquete de drogas y no
sabe que hacer con ellas. Está en un momento triste de su vida, en
realidad viene a darse cuenta de que nunca estuvo alegre, y entonces
de pronto la perspectiva de un cambio lo impacta, como un camión, y
se dice: ah, pero entonces puede vivirse de otra manera, muy de otra
manera ( pienso escribirlo así como se piensa, así como con
lenguaje popular, aunque vos, por ejemplo, o sea si debiera yo
escribir como pensás vos, estaría en problemas, jaja, bien
retorcida y pacata, al menos ahora que saliste del fango, te acordás
cuando estabas en la lona en Marcos Sierras, o Marco Sierra, o Marcos
Sierra, nunca supe, jaja, ahí bien que la yugabas, ahí bien que me
necesitabas, rodeada de jipis y todo te dio un buen susto, una grosa
angustia, y te saqué yo con mis versitos y con mi, en ese entonces,
mirada concreta de la vida, quien me viera ahora, quien nos viera,
como se dio vuelta la tortilla, no, mami? Como cambian las cosas, no
me quejo, aprendo.
Hete
aquí que ando pensando en cambiar algunos hábitos, como por ejemplo
no escribir tan de noche, tan tarde. No sé, quizá por la comida que
vengo comiendo, horrible, horrible, estoy escribiendo horrible, no me
hagas caso, te juro que cuando escriba lo que tengo que escribir voy
a ser mucho más minucioso, entonces, la comida que vengo INGIRIENDO,
mucha empanada, mucha porquería, y un par de veces acompañado por
vino, parece que estuviera en una jineteada, en un festival de doma,
jaja, y por ahí si lo hago más tranquilo, con la panza más vacía,
y al atardecer, dos horitas, rinde más.
Respecto
de lo del escribiente, me lo imagino suicidado, muriendo, o sea,
contar todo lo que el tipo se imagina mientras está colgado, puso
una soga en su living, no es living, es un monoambiente, colgó la
soga de la araña del techo, y está ahí mirando su mobiliario y va
muriendo. No mal, no escabroso, con cierta ternura, como cualquier
despedida sensata, cuando se es adulto. Ve su mobiliario: esa silla
que por ahí, tiro ahora, heredó de su abuela, con terciopelo rojo
(las descripciones van a estar buenas), y ve un telefonito de juguete
que dejó un sobrino suyo (el tipo tiene una hermana, se me ocurrió,
una hermana casada con un chabón al que le va bien), y así recorre
su vida, su triste vida, y medio que se da cuenta que no fue TAN
mala.
Hasta
ahí tengo, es un puro bosquejo, falta trabajar, falta darle mucho,
pero ahí tenés... apenas me meto me viene tu cara, tus... todo eso
que sabés que me gusta, lo compartido, los desayunos, en fin... no
me quiero poner lacrimoso, es horrible. Lo lacrimoso mata a lo real,
y ahí estamos de nuevo con la palabreja, pero es que sí, linda, un
poco es así... cómo, dirías vos mirándome, a través de las
burbujas de tu copa de champán, viéndome como en un mundo de
fantasía, me dirías cosas como: sos nebuloso, sos raro, sos de
piscis, un poco de tierra, nene, y similares frases con las cuales
concuerdo pero te juro que no sé como se hace para ser como se debe,
como te gusta, como... no sé.
Es
que lo real se me antoja aburrido, se me antoja pesado, y si querés
discutir discutimos a fondo esa noción, porque se trata de elegir
una de las fantasias, y digo una sabiendo que pueden ser millones las
que estén ahí en el escaparate de las posibles elecciones, es
enloquecedor... mismo al escribir, por eso demoro algunas entregas,
te juro, la sensación de infinito, la sensación de poder ( y no
poder) elegirlo todo es abrumadora, porque percibo, te aseguro que
percibo tanto, pero tanto... como cuando juntos, quizá soy
hipersensible, y un poco boludo.
Otra
historia en la que estuve poniendo un poco los sesos: una señora muy
anciana ve morir una flor. Y ahí está ella, al atardecer. Sintiendo
que le quedan a ella y a la flor aproximadamente el mismo tiempo. Se
siente hermanada con la flor. Se ríe, esboza una sonrisa, muriendo.
Nuevamente, quiero ensayar muertes que no seas oscuras, muertes como
transiciones leves. Como disoluciones amables. Acaso así quiero
separarme de vos, o del vínculo que tenemos, tuvimos, supimos tener.
Marchitos laureles de nuestra relación en mi regazo. Ja. Nada
gracioso, lo sé. No todo es muerte.
Pero
si la muerte tuviera esa faceta, que creo tiene, de posibilidad, de
ingrediente sumamente real... de abismo alegre, alegre abismo,
entonces todo sería más fácil... ensayar muertes, eso, esa idea...
ya sé que es una idea general, una idea nada novedosa, pero nada es
novedoso, yo que sé, vos en tu crucerito de mierda no me digas que
tenés una manera ingeniosa de celebrar tu triunfo, todo por esa
novela de mierda que escribí, y sí, sé que estoy reptiendo la
palabra mierda como cualquier escritor de mierda, como uno más,
porque todos somos uno más, entendémelo bien eso, negra, y te digo
negra y me doy asco, esa novelucha asquerosa de un grupo de amigos,
en una época creía en la amistad y ahora me cuesta, cuando tenés
mal olor todos se te alejan, estoy trabajando para oler mejor, pero
reconoceme que tuviste poca paciencia, poca banca.
Ya
está, descargar un poco, nada más. Hay que procesarlo, procesarlo
todo, de a poco. Alguna vez hemos charlado esto, hemos charlado casi
todo, sin que mejorara nada, pero charlar está bueno igual.
Especialmente con vos, que tenés humor, al menos cuando tenés
humor. Eso siempre lo voy a valorar, y atesorar en forma de recuerdo
si es que no nos volvemos a ver. Confieso: pensé que el crucero
podía hundirse. Es una posibilidad, estadísticamente baja, pero lo
pensé, porque como te dije soy hipersensible y acaso
hipercalculador, como un estratega, aunque si fuera estratega tal vez
me harían mierda fácilmente, porque sopeso demasiado. Pero en
serio, y si te morías? Qué iba a hacer yo, con quién iba a
trabajar? Porque el trabajo es trabajo, aunque te quiero a vos, te
quiero, como compañera y mucho más, pero basta.
Entonces
eso. Morir nos toca a todos.
¿
Qué más decir que no sea darle vueltas a lo mismo? Quedo a la
espera de tus opiniones. A la espera de tu veredicto. Si querés, si
te apetece algo más ligero, más banal, hacémelo saber, escribime.
Va a ser interesante el desafío. Esta forma de contacto es mejor que
la nada. La nada vista como ausencia es bien jodida, pero sabemos,
ambos sabemos que hay otras formas de pensar, de vivir la nada.
No
veas esto como una caterva de reproches. Velo como una danza, como un
encuentro. Velo como puedas verlo, no puedo tampoco decirte y
pretender que con decirte como quiero que lo veas vos lo veas así,
como quiero que lo veas.
Nada
más por ahora.
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