lunes, 21 de enero de 2013

Saber Vivir/ pequeña ficción


        Realeasing your pen, haciendo contact, soltando la pluma, haciendo la escritura por la escritura, entrenando el aceptamiento ( miento) de todo lo que concurre, como si escribieras, pibe, con la punta de tus dedos, the tip of your fingers, así llegué a escribir mis obras, sin secretos, sin crípticas volteretas, todo authentic, todo from my heart, cachai?

     Así las cosas, así, en un hotel de luxo, mirando la Shore me decidi a hacer este path, este camino de mi propia vida, eramos a bunch of writters ahí, congregados, yo ya ni sé si era Martinica, o si era el Pacific, la verdad, todo nebuloso, vale, igual vale, asi la entidad del recuerdo, y estos chamos que tiraban todo el time palabras como esas, Entidad, y bueno, aguántale, por ahí, yo estaba con esta chica porteña, no recuerdo, no me recuerdo su name, Cecilia, Daiana, Doris, algo por el estilo, y de pronto zas, no sé, algo se iluminóse, respecto, man, de la capacidad de generar literatura cada fucking segundo de mi vida, y dije, me dije, le dije a la Ceci, Dai, Dor, le dije: chama, por qué coño dividimos literatura de vida? Acerquémoslas, hagamos un buen mole con esto, hagamos vacilón y cuenta nueva.

      En la costa costica, todos tomaban ese zumo espantoso que nunca entendí su sabor, la Entidad de su sabor, chico, un zumo rosado sonrosado muy extraño con gusto, con perdón por la expresión, con gusto a entrepierna de mujerona de sesenta, cosas raras, pero como el agua estaba bonitica y bien traslúcida y la arenisca bien pero que bien blanquecina, nada importa y todos chupan que da calambre, en algún momento extrañé el sabor del buen ferné.

       Amantes de García Marquez ya quedan que bien pocos. Los Noruegos eran bien simpáticos, con ellos uno sí podía, se podía hacer migas y platicar desde otra altura. Recuerdo a uno, campeón según dijo, de un deporte que allá gusta mucho mucho, una especie de Snow algo, Thor, su nombre, pongámosle, y él era bien, como decirle, tenía esa nostlagia bien pero que argentinica en sus ojos de Dios nórdico, y le decía yo Thor, hay que escribir como se caga y tratar de modelar eso, tu crees, me decía, o digo ahora que me decía él entonces, que así es la literatura, sueño y memoria, al decir del otro viejo amargo, el irlandés, qué cara tenía, no? Pero qué cara mamita, el Samuel tan mentado, entonces volviendo, que siempre hay que volver, turning back to the first step, siempre regresar, él, Thor me decía: no sé, para mí la escritura es un suspiro...

     Más calmo, en una suerte de hamaca paraguaya empecé a escribir y escribir y escribir hasta que pulvericé las ideas, hasta que era solo un reflejo muscular, hasta que era, como decirle, un suspiro de mis músculos, una exhalación, una, sí, tal vez una ventosidad, pero tan necesaria, y se me ocurre ahí, just a blink, el espacio de un parpadeo para tener la idea genial, la idea de la literatura gratuita, de darlo todo, man, de darlo todo sin discriminar y sacar ese librico defendiendo la literatura abierta, como forma de vida, los tres consejos del Saber Vivir, tanta gente angustiada y a las puertas del suicidio, como no ayudarla, ayudarle con mi saber de bailarín-escritor, y no es que todo me sea fácil, solo que cuando haces unas buenas tajadas, you know, de dineruco bien sabroso y que te recompras alguna provisión de drogas al principio para festejarle y luego por miedo, pues sí, el éxito trae miedo, entonces te amarras-

     A la vuelta del Caribean estuve en El Abasto un toque depressed, you know, un toque cerca de tirarme a las vías, Buenos Aires es tan Buenos Aires y yo en el fondo soy tan otra cosa, soy de espejo simple, me entiendes? No soy de voltereta, soy llano, me gusta la cama bien tendida, las caricias directas, el polvo fresco y a otra cosa mariposa, que también hay que saber como usar el lenguaje del pueblo, por eso la filosofía, ojo, man, que te pasas de rosca y es como la droga, como la cocainita, te deja bien de garpe, te aísla, entonces ve, te digo, ve y toma una clase de salsa, agita el esqueleto, únete a la plebe, la plebe es la que te da de comer, chamo, no le muerdas la mano, no te subas al Monte Sinaí, sin ahí registrar que estás bien lejos de tu punto fijo interno, ese punto que te conecta con the absolute nothingess of this life, que es el Amor.

     Así, como quien no quiere la cosa, recuerdo, literaturo ( olha ahí, que verbuco me mandé), entonces, repito, literaturo que Ceci, Doris, Dai, me dice... opa, no sabía que tocabas guitarra, porque vio mi guitarruca, una ahí medio desvencijada de mi tiempo en que creía que así la ponía más, y me la alcanza y ella empieza a resquebrajarla con sus uñitas, y le digo: dame eso, mujer. La tome entre mis brazos, a la guitarrela, y la empiezo a acariciar así como a mí me place hacerlo, y guay, si hubieras oído esa musiqueta, oh, my, eso era fluír, eso era la comunión, de pronto sentí, poca drogela en mi sangre, juro, sentí que la habitación exhalaba conmigo, ese con-migo que ya era un con-nosotros, un nosotros que a esta altura era un con-yo gigantesco, y nada de CON, porque el Con, si me sigues, Con-nota la posibilidad del Sin, y aquí era muy otro mambo.

    Entonces la mujerinha, muy ella, me dice: tocate una de Sandro. La miré como quien no mira. Y aquí las versiones difieren, que al fin y al cabo siempre la literatura, la vida, qué va, son versiones, versions, you know, if you get what I mean, porque ella o alguien dice que la golpeé y otros dicen que hicimos el amor, como nunca, como nunca, oh, y entonces, a quién creerle, porque cualquiera puede maquillarse un bruise, una moretona, entonces, vamos, que todos queremos vivir una historieca genial y como en las pelis, pero esto es real y fucking real, tanto como que hice mil maletines y me vine para London, que aquí se está de perlas, y la diversity Cultural es un alivio para el cuore, planeo luego seguir viajando y ver si editoreo aquí mis librucos del Saber Vivir, que escribiendo se van las penas, mamita, se van...

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