lunes, 28 de enero de 2013

Pareja de espías/segundo episodio

    Otro día estábamos haciendo "el amor" o en vísperas de, y sonó el telefonito y era una misión, de cierta importancia, que estaba bueno porque hacía tiempo que no viajábamos y teníamos ganas de.

   A Colombia, era la historia, y como no conocíamos el Pacífico y llegamos unos días antes de la fecha, nos fuimos ahí a mirar el mar "del otro lado" como decías vos. Estuvo bueno.

   Después nos colgamos un toque, había que estar en Cartagena, no sé, ponele, el 8 y era 6 y estábamos en otra frecuencia.

   De pronto me dijiste: che, tenemos fotos del narco? No, te dije. Tenemos que sacar fotos de él. Claro, contestaste, pero si no sabemos quien es... Uh, resoplé. Tenés razón. Mandé un mensajito al Superior y ahí me avisa, me dice, se me queja, te estuve llamando, te mandé mail, fijate.

   Cuestión, nos vamos a un ciber ahí en Cartagena. Vemos las fotos, que pum, que pam, se hace de noche, dijimos, pasamos acá o vamos yendo a la "locación", no, te digo, vamos al hotel, descansamos, y tipo 2, 3 a.m vamos a la mansión del loco este.

   El hotel no era guau pero zafaba. Zaffaroni, dijiste y me reí. tenía una tele chiquita, chiquita, por algún motivo sin sonido. Estaban pasando, curioso, imágenes del accidente de Scioli, me acuerdo que lo comentamos un toque, incluso bromeamos al respecto.

   Después yo quise y vos no. Me pareció lógico por eso no te recriminé nada entonces ni ahora.

    Focalizarse un poco. Estábamos a nivel personal en un buen momento, apacible. Eso no siempre hace que el trabajo se haga mejor. A veces cabreados y todo hemos hecho joyitas, laburos impecables.

   Nos damos una buena ducha, por separado, vos primero. Hacía calor pero no había mosquitos, iba a llover.

     En el "lobby" del hotel (encomillo cuando la palabra pinta excesiva para lo que designa) nos pedimos dos café con leche, mirábamos la calle anochecida.

    Te dije: podríamos comprar una pelopincho en Buenos Aires. Vos: para poner donde? Yo: en la terraza. Vos: puede la terraza no resistir el peso. Yo: ok, vemos. Vos: sí. Miramos relojes.

     Ahí pasó todo, un quilombo, los cristales del hotel, la vitrina, vidriera, no sé, astillándose, fijate que no recuerdo el ruido de la balacera, y sí el del vidrio al caer y el de jarrones y cosas rompiéndose, vos decís que al revés, que escuchaste el tableteo, los empleados del hotel cubriéndose bajo muebles, pasó.

     Recuerdo mi taza estaba rota, la tuya no. Tonterías de esos momentos, te saqué la taza y me tomé tu café. Vos me dijiste: estás bien, estás bien? Sí, te dije y no te pregunté si vos porque era evidente que estabas bien. Después les preguntamos a los empleados. Uno, que era colorado, dijo "no se hagan problema, suele pasar", y se reía, con un repasador envolviendo la mano que se había cortado, tranquilo, era jovencito, no más de 20, 22 años.

     Me preguntaste: "tendrá que ver con nosotros?" "No sé" te dije. "Pero por las dudas hoy no hagamos nada" dije y fue mentira porque fuimos al cuarto y tuvimos sexo y estuvo bueno.

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