domingo, 10 de junio de 2012

Ahora es la palabra de ahora, la que ahora, la que si no ahora nunca, y ya entonces irremediablemente perdida. Ahora con la respiración de ahora, con el momento, con el compás de ahora, con este latido, con esta luz, la de esta bombita de bajo consumo, en esta cocina, esta cocina con la mesa negra, con el pan lactal a mi derecha, con la taza con té de cedrón ya frío en su interior. Repito entonces, ahora la palabra más de ahora, aquella que si no concurre ya, ahora, entonces ya será no, ya no será, ya será un poquito de mentira, un poquito de empeño, de esfuerzo. Y entonces, digo, ESE entonces ya no será ahora, lo que ahora pasó, lo que perdimos y se fue. Debía irse, cierto, para cederle el paso a OTRO ahora, un ahora que cabalgado como es debido puede conducirnos a otros felices ahoras, a Reinos de presencia en los que sin duda habrá palabras, palabras como banderas o como fusiles, o como semillas, como cosa plantada y transplantada, cosa quizá como envasada, embutida, y entonces muerta, enviada como sucedáneo de otros ahoras, como sarcófago de momentos que pasaron, que no tuvieron su fruto, su palabra, su coronación.

Ahora prosigue el tren de eventos, el tren de instantes, el tren de qué? de instantes, de encrucijadas, de líneas, de puntos y de fugas, de espacios y volúmenes milagrosamente comprimidos en un AHORA, en un Suceder, en un misterioso terremoto de actualidad, en un desgarrón sorprendente en la tela, esta que decimos es eterna, esta que creemos resiste todo, esta que es tan frágil, mi Dios...

Hace un rato era un niño casi rubio, de pelo lacio, un niño regordete... ese era yo y soy aún bajo mi cáscara de ser ahora esto que aparento estar siendo. Debajo, mis cinco, diez, quince años. Debajo o detrás también el brumoso futuro y todas las metáforas indescifrables. Todas las direcciones y todo el material.

Menudo entuerto el mísero escuálido ahora. Con su transparencia difusa, con su opacidad entera, su concavidad inexplorable. Su tendencia a escapar, su cuerpo resbaladizo, viscoso.

Misterio, ya dije? dije, sí. Dije. Y pasó por las hendijas. Se escabulló, pequeño roedor, pequeña lauchita, hacia el lago del pasado.

Pasado, dije? siempre me quedo corto.

1 comentario:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar